Sí, ya os dije que estoy en plena fiebre costuril, no sólo me apunto a Cose-Conmigo, sino que también rebusco en patrones de revistas de otros años en las que había visto cosas que me gustaron pero que mi madre no me hizo y, además, pienso en ropa que tengo que no uso, que está nueva, y en cómo darle una nueva vida. A veces muchas veces sueño con agujas...
Nunca me dio más por la ropa. En parte porque ir a la moda no es algo que me preocupe, para mí prima el ir cómoda. Soy práctica. Recuerdo, como ejemplo, cuando compraba calzado de pequeña probaba que pudiera correr, saltar a la comba y a la goma. Sí, también es que soy un tanto macho pirolo al decir de mi madre... Y mi abuelo materno decía que nunca vestía de señorita...
(Upps, retomo el hilo). En parte porque nunca encontraba algo que realmente me gustara, y porque las tallas me parecieron siempre un puro cachondeo. Yo soy alta y deportista, así que mi desarrollo muscular siempre fue superior al de las señoritas (y no penséis en las atletas de la RDA, jaja). El poder coser y hacerte lo que te gusta (valga también tejer) me parecía una ventaja. Nunca me gustó ir de serie. Y mi madre me hacía la ropa, lo que pasa que su gusto es más clásico que el mío. Y ahora, que yo le doy al tema, mi imaginación busca cómo darle esos puntos diferentes que me gustan (y que aprendo de lo que hacéis).
¡Qué bueno conocer las herramientas para desarrollarlo! Y aquí estoy, costureando, pasando hilos e hilvanando, como me enseñó mi madre, que si bien es un poco coñazo y retrasa esa satisfacción que provoca la inmediatez (coser directamente), me parece una tremenda ventaja a la hora de asegurar la talla y esos posibles fallos que pueda haber por ahí. Y vosotras cómo hacéis: ¿hilvanáis u os tiráis directamente a la piscina?
Y para empezar la semana, además de agradecer a
Ganchibearte un nuevo premio, en estos enlaces podéis ver los recopilatorios de las camisetas Arorua de
La Pantigana y de
Mi Rincón de Mariposas.
Ahora, un poco de música: The Lumineers.