miércoles, 14 de mayo de 2014

La Más Barata, recuerdos de infancia

Leyendo la entrada de hoy de Bigunki, había una foto de cajas de botones, una de esas fotos con recuerdo a pasado y a historias. A mí me vino uno de esos flashes de la memoria con olores y sonidos. Sabéis de lo que os hablo. De repente os encontráis viajando en el tiempo y en el espacio. De repente tenéis seis u ocho años y vais de la mano de vuestra madre. Y os encontráis embobada con la cara apoyada contra una cristalera tras la que hay una enorme caja registradora de aquellas antiguas, aún en uso, con céntimos de peseta, en dorados y negros, de teclas enormes y números en blanco que dan el vuelto deslizándolo por un tobogán forrado en plástico que atraviesa la pequeña abertura con silueta de ratonera de la cristalera. Y con aquel sonido tan característico. Mientras os envuelve un olor a humedad mezcla de los años, del género, del ir y venir, de papeles y cartones...

Foto de Bigunki


Viendo esa foto de las cajas de botones se agolpa en mi memoria el recuerdo de una mercería enorme en Oviedo. Tan enorme que daba a dos calles. Una con solera, de las de toda la vida y suelos hidráulicos, y aquel olor tan especial, con su caja registradora. Con su altura inmensa atestada de géneros, de todos los géneros imaginables que se pueda encontrar, y no, en una mercería. Se llamaba La Más Barata. Allí había de todo. Era un auténtico paraíso. Acercarse hasta la calle Cimadevilla, detrás del Ayuntamiento, era una apuesta segura.


Hoy en aquel local enorme, en el que te atendían por secciones, hay una arrocería que mantiene el nombre y aquellos preciosos suelos de baldosa.

Foto de minube.com

4 comentarios:

  1. Y siguen envolviendo las cosas en un trocito de papel, como se hacía siempre.

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    1. Estos ya no, que cerraron, pero aún las hay que te echan la cuenta en el papel y con él mismo te lo envuelven. Te lo llevas puesto

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  2. la mas Barata, como se echa de menos, aluciné la primera vez que entré a por un entredos para la manta de Andrea de la que estaba embarazada, luego ya era el sitio perfecto donde encontrar hasta lo que tu imaginación creía inventar, una cosa parecida a Lasa pero en mercería ¿o no Elena?

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    1. Ya te digo. Mi memoria es frágil, y yo de aquella no usaba, eran más bien mi madre y mi abuela paterna. pero en mi recuerdo de niña aquello era lo más parecido al paraíso.

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Estoy deseando leerte...